10.7.06

(*)

Puedo fotografiar algo impuro y que ellos miren y digan " C´est fantastique"


Es la diferencia. Las sensaciones y pensamientos que difieren y que por una especie de frontera imaginaria no traspasan. Duermen en la privacidad del que las retiene.
Entonces ella, impersonal, hace o dice en conjugación que denota su desligamiento con lo dicho y el público inexistente la aclama. Entonces busca el calor que sólo ellos le entregan y se siente fría. La búsqueda misma, el agotamiento de engalanaje.
Es una copia que nos lleva hacia el mismo lugar. Nos, no. No no, no no.
El egocentrísmo del que sabe cómo manipular mentes sin siquiera mencionarles acerca de nada trascendente. Es la gota que se derrama en plenitud.
Se rebusca demasiado, entonces cae en el vacío. Sólo desea esa compañía, esa de cuando reposa y siente el calor entre sus piernas en posición fetal. Calor ajeno e impensadamente puro.
Se duerme pero el brillo la despierta. Ve el brillo con los ojos cerrados, este la traspasa. Le resulta interesante entonces inquietamente permanece.
Ideas supuestas que terminan envolviéndose solas, para formar parte de un todo que ya existía pero que aún no era mencionado. Todo deviene en pos de un todo mayor, así como las palabras en un poema. Nace y muere, constantemente. Cíclico y mutante.
Es como un paisaje Oriental. Puro y perverso, blanco pálido de labios sonrojados. Recuerda a algo más, al calor interno que estalla en sus mejillas. Vanalidad.
Se retuerce hacia atrás para desenredar su ser. No lo consigue. Titubea y dibuja pensamientos, borradores inalcanzables.
Tiene anhelos rápidos que demoran en llegar. Los odia y ama. Se lo permite.
Busca soluciones alternativas pero nada la completa. Está sola sólo que con un millón de personas que la rodean, todo el tiempo. El calor flotante en el techo, esos seres que desconoce, las partículas de espacio que ve cuando cierra sus ojos.
Plantea objetivos que ni siquiera son propios. Suenan bien, así como la alineación de planetas le encanta. Habla de él, y de su psíquis. Rechazo.
Cree que pierde el sentido de deseo hacia las cosas cuando las alcanza. Es el tacto, la visión, la sonoridad, el estremecimiento lo que limita. Ese lugar donde el infinito deja de ser eterno. Ella misma.




(*)

2 comments:

* * * Seis * * * said...

No se rodeé de pusilánimes y obsecuentes por favor.

Suyo

6

Anonymous said...

Ahhhh...